CORTE A
JUNTO CON ÁLEX GAMBÍN, GE53, VALENCIA 2025
Corte A
El sueño de la razón produce monstruos decía Goya y viendo ciertos refinamientos de la
técnica es difícil no estar de acuerdo. Amamos las metáforas mientras giran, pero no soportamos su explicación. Martillean tambores, estúpidos y candentes, las palmas de miles de
manos. Alguno no tenía fin estomacal y rastreaba arqueológicamente el plato de comida de
casa para dar con el último grano de arroz. El artista piensa en estas decisiones como algo
premeditado, con sentido, pero no siempre es así. A screaming comes across the sky. It
has happened before, but there is nothing to compare it to now.
Cuando uno se adentra en un terreno desconocido, digamos un bosque del que no conocemos los límites, debe evitar dar vueltas sin sentido y hacer camino en línea recta hasta
dar con ellos. Estas cosas no eran más que repeticiones de imaginarias aventuras vividas.
Era anónimo, quizás Anónimo Martínez, Anónimo Vicente o Anónimo Peiró. Nunca dio su
nombre verdadero, ni tampoco la gente, que por una cosa u otra se acercaba, se interesó
por él. Encontrar un desenlace en este proceso que no acaba, que no es conclusivo, que
plantea nuevos inicios.
Hay demasiados factores imposibles de controlar. Nos empeñamos en descifrar cada
segundo de lo que ocurrió, de lo que no se ve enmarcado, del cómo, el cuándo y el dónde.
Abastecido en aquel desierto de figuras desconocidas, grandes señores seguros, acreditados y firmes, me acompañaban aquel día. Es físico al fin y al cabo. Un artista, un deportista y un jugador siempre están a un pequeño bache de perder la racha para siempre.
Cadente significa algo que amenaza ruina. Una acción que no cesa lleva implícito en su
raíz su propio e inevitable cese. Imaginaba que de un día para otro llegaría el momento de
abrir la maleta. Caminaba constantemente por la ciudad, lo trataban como un ser extraño.
A todos nos ha pasado perder la noción del tiempo haciendo lo que disfrutamos, ser como
máquinas, diluir el ego y ser solo una actividad perfectamente ejecutada. No podemos
forzar ese estado cuasi místico, no podemos exigirle a la inspiración que nos sirva como
una esclava, no podemos escuchar una cadencia que simplemente no está presente.
Aquellos hombres y mujeres, como en el ensayo general antes de un concierto, hicieron al
unísono aquel gesto. Tsundoku es como llaman los japoneses a la compulsión de acumular
libros sin leerlos. Puede que ese día hiciera un sol horroroso e intentaran sustituir con la
sombra de sus manos los cristales oscuros que no tenían. Que bello es el insoportable
ruido de un tambor de juguete en momentos inesperados. Es imposible, pero a la vez
debería ser solo física aplicada.
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Cut A
The sleep of reason produces monsters, said Goya, and seeing certain refinements of technique, it’s hard not to agree. We love metaphors as they spin, but we cannot bear their explanation. Drums pound, stupid and burning, the palms of thousands of hands. Someone, with no stomach limits, was archaeologically digging through the home-cooked plate to find the last grain of rice. The artist thinks of these decisions as premeditated, meaningful, but that’s not always the case. A screaming comes across the sky. It has happened before, but there is nothing to compare it to now.
When one ventures into unknown territory, let’s say a forest whose boundaries are unfamiliar, one must avoid aimless wandering and carve a straight path to find them. These things were nothing more than repetitions of imaginary adventures lived. He was anonymous, perhaps Anonymous Martínez, Anonymous Vicente, or Anonymous Peiró. He never gave his real name, nor did the people who, for one reason or another, approached him, take any interest in it. Finding an ending in this process that never ends, that isn’t conclusive, that proposes new beginnings.
There are too many factors impossible to control. We insist on deciphering every second of what happened, of what isn’t framed, of the how, the when, and the where. Supplied in that desert of unknown figures, great lords assured, accredited, and firm accompanied me that day. It’s physical after all. An artist, an athlete, and a player are always one small stumble away from losing their streak forever. Cadente means something that threatens ruin. An action that does not cease carries within its root its own inevitable end. I imagined that, one day or another, the moment would come to open the suitcase. He constantly walked the city, treated like a strange being. We’ve all lost track of time doing what we enjoy, becoming like machines, dissolving the ego, and being only a perfectly executed activity. We cannot force that quasi-mystical state; we cannot demand inspiration to serve us like a slave; we cannot listen for a cadence that simply isn’t there.
Those men and women, like in a dress rehearsal before a concert, made that gesture in unison. Tsundoku is what the Japanese call the compulsion to accumulate books without reading them. Perhaps that day there was a terrible sun, and they tried to substitute the dark glasses they didn’t have with the shadow of their hands. How beautiful is the unbearable noise of a toy drum in unexpected moments. It’s impossible, but at the same time, it should be nothing more than applied physics.